lunes, 10 de julio de 2017

EL "COMANDANTE EMILIO",COMERCIANTE,VECINO,AMIGO y...SECUESTRADOR...traia la cruz en el pecho y al diablo en los hechos.


La desconfianza y el miedo dominaron durante 10 años a un sector de la sociedad en San Miguel de Allende, hasta que Ramón Alberto Guerra Valencia(quien era apreciado por sus empleados, vecinos y padres de familia del colegio de su hija), fue detenido, acusado de secuestro, y después identificado como terrorista en Chile, su país de origen. 

Foto: Jorge X. López

Raúl Julio Escobar Poblete, alias el comandante Emilio, era Ramón Alberto en esta ciudad; se decía poblano, aunque conservaba su acento sudamericano. 
Se metió en la vida social de las personas más adineradas del municipio y, de esa manera, consideran las familias de las víctimas, fue como logró una asombrosa red de información sobre sus bienes. 
“Todavía vivimos agazapados, es muy peligroso hablar sobre ese asunto; andan sueltos (los cómplices de Escobar Poblete) y no sabemos quiénes son, no hay nada de tranquilidad para nosotros”, comentó vía telefónica a 24 HORAS una persona que se considera una de sus víctimas.
Foto: Jorge X. López
Han pasado poco más de cinco años desde que recuperó su libertad, luego de ser secuestrado, y las cosas, aseguró, están lejos de resolverse en torno a la banda que lo privó de la libertad. 
“La Procuraduría no tiene información sobre el caso, aún no se da a conocer que tiene siete; son varios (los secuestradores), por eso es muy delicado dar información”, expresó. 
Sobre Escobar Poblete, coincide con los testimonios que lo describen como una persona afable: “sí, lo era, pero es un monstruo”, afirmó. 
Su cautiverio duró 9 meses 13 días y prefiere no dar detalles de aquellos momentos, porque “siempre es mejor recordar sólo las cosas buenas”. 
Después de su secuestro quedó quebrado y, con casi 50 años de edad, afrontó su situación sin salir de San Miguel, “no queda más que luchar por la vida”, concluyó antes de despedirse. 
Al chileno, dicen autoridades, era común verlo en el club de golf El Malanquín, donde ni siquiera necesitaba membresía, porque siempre era invitado por quienes lo consideraban su amigo. 
Foto: Jorge X. López
Pero ahora, a los afectados, a sus familias y amigos los aglutina un sentimiento: que no se vaya de México sin pagar por los delitos que pudo haber cometido aquí. 
San Miguel, relata una persona que conoció a las familias de las víctimas, es una ciudad pequeña, los sitios de reunión de los residentes son pocos, y fue así como el chileno llegó a conocer a personas con mucho dinero. 
“El nivel de información que tenían (los secuestradores) sobre las propiedades, dinero, e incluso valor de los inmuebles era sorprendente”, señala la fuente. 
Los datos que daban los delincuentes eran tan precisos, que una familia pensó que su casa estaba llena de cámaras y micrófonos, dice. 
Los secuestradores se comunicaban con las familias por medio de cartas enviadas a hoteles o amistades y en ellas daban instrucciones precisas. 
“Debían publicar un anuncio en algún diario vendiendo una propiedad ficticia, el anuncio debía tener una frase clave como: ‘en la cochera cabe una lancha’; el precio de venta era el dinero que había logrado juntar la familia”, recuerda. 
El comandante Emilio está recluido en el Cefereso de Ocampo, en Guanajuato, mientras se realizan los trámites de extradición con Chile, que lo reclama; al mismo tiempo, la Procuraduría estatal está aportando pruebas que confirmen su participación en el delito de secuestro. 
Sin embargo, su abogado, José Luis Vargas Ramírez, afirma que el chileno enfrenta un solo cargo por su probable participación en un secuestro. 
Esto aunque se le ha relacionado también con los secuestros de Eduardo García Valseca; Ricardo González; Carlos Araiza, Mónica Jurado Maycotte, la esposa de Jesús Calvo, e incluso con el de Diego Fernández de Cevallos. 
Esas versiones, dice el defensor, son filtraciones que han hecho las autoridades a la prensa y han resultado en una “vinculación mediática a esos delitos”. 
En la Secretaría de Seguridad Pública de San Miguel hablan del caso del chileno siempre y cuando sea a condición del anonimato. 
Un oficial de alto rango, y cercano a las familias que sufrieron secuestro, mencionó el caso donde se pagó rescate a los ocho meses, pero la víctima fue liberada seis meses después de esos. 
Expresa que la marca que dejó el comandante Emilio en la sociedad de la ciudad es profunda, pero se limita a la parte adinerada, de abolengo. 
Pero el temor trasciende fronteras. Un funcionario, recordó, rechazó la invitación de viajar a Chile para ser entrevistado debido a las redes que Escobar Poblete pudiera tener todavía allá. 
Por su parte, el alcalde de esta ciudad, Ricardo Villarreal, es de los pocos que hablan del asunto sin pedir reservar su nombre. 
“Era un problema enorme que teníamos, lo vivimos de manera continua desde el 2007, que se dio el primero, hasta el último, que fue el de una ciudadana franco-americana”, explicó. 
Según sus registros, el comandante Emilio y su grupo de amistades llegaron a principios de siglo, entraban y salían del municipio, dijo, para ir a  delinquir a otros países. 
Delincuentes al fin, expresó el alcalde, se les hizo fácil comenzar a operar donde también vivían y ése fue su error. 
Foto: Jorge X. López
 Buena imagen 
Hay otros sanmiguelenses que también trataron con Escobar Poblete, pero tienen otra versión sobre él. 
Una de sus ex empleadas en Pandora, la tienda de ropa que tenía en la calle San Francisco no. 1, lo recuerda como un comerciante sencillo, amable, noble y hasta espléndido. 
No discute su pasado como combatiente contra la dictadura pinochetista, pero de la acusación de secuestro, lo menos que dice, es que es falsa. 
“Le iba muy bien, en un día podíamos vender 15 mil pesos entre ropa, mascadas, antigüedades; a nosotras nos pagaba dos mil a la quincena, y no era para nada despilfarrador”, recuerda. 
La casa del comandante, ubicada en Agua 34, en la colonia Arcos de San Miguel, es un inmueble de dos pisos, ocupa una esquina y no se distingue de las demás en una zona de clase media alta. 
Una residente del fraccionamiento recuerda que Escobar Poblete fincó hace cinco años su casa, “después supe que la rentaba por fines de semana y hasta me enteré que cobraba 4 mil 500 pesos”. 
Quienes siguen impactados con las noticias sobre el comandante y los ha mantenido así, son quienes lo conocieron en el colegio donde asistía su hija y donde, además, fue el presidente de la Mesa Directiva de Padres de Familia. 
El Colegio Waldorf, Árbol de la Vida, es un sitio apartado en una zona conocida como Los Charcos, ahí, un padre de familia acepta dar su versión del comandante. 
“Es como si de repente te dijeran que tu suegro, alguien muy cercano a ti… es eso que dicen de él, en el colegio era querido porque era muy amable y generoso”, afirma. 
Este hombre va más allá en la defensa y llega hasta su etapa como combatiente en Chile: “tú que hubieras hecho si te matan a tu familia sólo por ser oposición a una dictadura como la de Pinochet, que fue brutal, que fue represora. ¿No hubieras hecho lo mismo?” 
Testimonios anónimos 
“En las cartas que enviaban llegaban al grado de sugerir a los familiares que no malbarataran sus bienes. ‘Hay tiempo’ les ponían en las cartas, ‘no vayas a vender en tanto porque esa casa que tienes vale mucho más’”

Amigo de los afectados 

“Para saber cuánto dinero habían juntado, tenían que estacionar un auto durante una semana en una glorieta, le ponían un precio como si estuviera en venta, esa cifra, más tres ceros, era lo que tenían para el rescate” Amigo de los afectados 
“El día que vinieron a asegurar su casa, cerraron todas las calles del fraccionamiento, había patrullas por todos lados, fue sorprendente saber quién era en realidad el vecino” Vecino de el comandante 
“Estamos tristes, preocupados, vimos las fotos de su pasado en Chile y no hay duda, es él, pero de ahí a todo lo que se está diciendo de los secuestros, no lo creemos” Padre de familia 
“Él peleó contra una dictadura que tomó el poder con un golpe de estado, te pregunto. ¿Eso es ser terrorista?” Padre de familia 
Escobar Poblete, un guerrillero y terrorista en Chile 
En la página de la Policía de Investigaciones de Chile, la ficha de Raúl Julio Escobar Poblete detalla los crímenes por los que se le busca en aquel país. 
Infracción a la Ley Antiterrorista en 1993; por infracción a la Ley Antiterrorista y asociación ilícita, en 1993;  por homicidio, en 1993; por robo con fuerza, en 1996; por homicidio e infracción de Ley Antiterrorista, no precisa la fecha, y por robo con intimidación, en 2002. 
Escobar Poblete, es también el comandante Emilio, del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que luchó contra el régimen militar de Augusto Pinochet. 
En 1990 participó junto a Ricardo Palma Salamanca, el Negro, en el asesinato de Luis Fontaine, director de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros en Chile, a quien le dispararon 18 veces en la cabeza.
En octubre de ese año, asesinó, junto con el Negro, a Víctor Fuentes, escolta de Pinochet. En abril de 1991, en la Universidad Católica, se hicieron pasar como estudiantes y mataron al senador Jaime Guzmán. 

Durante cinco años nada se supo de él hasta diciembre de 1996, cuando planeó y ejecutó un espectacular rescate de cuatro frentistas de la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago de Chile, entre ellos su amigo el Negro Palma, entonces sentenciado a cadena perpetua. 
Desde un helicóptero hizo bajar una canastilla en el patio de la cárcel y, protegidos por disparos desde la aeronave, los cuatro frentistas lograron escapar; luego, el comandante Emilio desapareció hasta 2002, cuando estuvo a punto de ser aprendido en Brasil, relacionado con un secuestro. 
Cabe destacar que, en Guanajuato, se encontraron registros del inicio de su estancia en San Miguel de Allende entre 2000 y 2002.
Fuente.-

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